jueves, 29 de marzo de 2012

CoMenZanDo El 2012


Cuando aprieta el frío... no vienen mal las noticias cálidas.
Los títeres poco aguantan escondidos en las maletas, eso bien lo sabemos, y apenas se los suelta generan emociones del orden de lo insospechado.
Aquí les acercamos noticias de algunas andanzas titiritescas y sus efectos colaterales:
Iniciando febrero de este año, el Piratilla de pacotilla, la Princesa valiente y el Espadichín chulín, fueron llegando con todo su reino de la dulzura a una escuela de la cordillera del ybyturuzú, donde nos contaron que nunca nunca habían visto títeres. La invitación para ir a tal remoto lugar vino de Rau Rivarola, biólogo trabajando en ese paraíso.
La tarde aquella se vino con lluvia, asunto que auguraba poca concurrencia, teniendo en cuenta costumbres enraizadas y camino de tierra. Sin embargo y contrariamente a lo anticipado, fueron llegando niños y niñas de su caminata de kilómetros mojados, se acercaron también algunos adultos, entre los que sobresalió una doña que nos enseñó a armar barquitos de papel antes de iniciar la función.
Y cuando inició la obra, un gran silencio abrió la boca... hasta que la danza bucanera puso en movimiento a todititos los presentes.
Tanto tanto se movió que al terminar la función nadie se retiró. Niños y niñas con sus barcos de papel pasaron dentro del teatrino y ejercitaron sus artes titiriteras al son de música y risas.
Tanto tanto gusto dio que al despedirnos todo el mundo se quedó.
Y testigos fueron del desarmado de teatrillo y de la movida de bártulos que precisaban remontar viaje a la ciudad.
Saltando en el tiempo, porque todo lo caliente bulle, salta, se mueve... el pasado sábado 24 de marzo hubo una invasión de asuncenos en areguá, dicen que debido a que un tal Meterete hizo correr la voz de la reinvención de “una fiesta de los niños” en un rincón de Areguá, la casa de Lucy Yegros (para más).
Revoltosa tarde y cálida presencia de niños, niñas y gente grande de trenzas sueltas se armó y la gorra se rompió.
La escuelita al aire libre “Kunumi Arete” nos abrió el patio para entreverar títeres, poesía y pintura.
No hubo show, hubo encuentro, juego, magia colectiva y sobre todo hubo: Invención.
Los títeres se pasearon de mano en mano, y transmutaron de voz en voz. La poesía se llenó de palabras “no aptas para adultos” y el blanco papel se inundó de arañas, flores, caca, camiones, fideos verdes, agua, cielos, barro, mandalas y otros irreproducibles etcs.
Si con estas andanzas titiritescas se calienta un poco el día de hoy, creemos que nuestros amigos de papel maché, tela y goma espuma se dirán entre ellos y en su idioma: “misión cumplida, che”.